miércoles, 1 de febrero de 2012

EBG 09 ESTILOS BÁSICOS DE DIRECCIÓN

Dirección deriva del prefijo intensivo DI y del sánscrito RAJ, preeminencia, gobernador. Es la cuarta etapa del proceso administrativo, mediante el cual el líder conduce al grupo a la consecución de los objetivos.


La Dirección es la unidad de los legítimo y lo creador, de la ciencia y el arte, de lo objetivo y de lo subjetivo.


Todo mundo puede ser alguna vez director, pero no todos lo van a hacer bien, de hecho dirigir tienen un encanto que subyuga, pero también es fuente inagotable de problemas e ingratitudes.

No estaba muy alejado de la razón aquel que expresaba que para dirigir “se necesita tener un error congénito del metabolismo”.

Sus elementos básicos son la Autoridad y la Coordinación; sus medios fundamentales la Delegación y la Supervisión. La Delegación es un mecanismo mediante el cual un superior jerárquico concede autoridad y transmite responsabilidad; puede ser una delegación general en la que se otorgan amplias facultades para todas las funciones que desempeñan un área específica, o bien ser específica, limitada a determinada actividad o aspecto.

Por su naturaleza interpersonal, durante el ejercicio de la dirección se generan los procesos sociales de Motivación, Comunicación, Liderazgo, Toma de Decisiones y Manejo de Conflictos.

Cada líder tiene un estilo peculiar para dirigir, el estilo forma parte de lo subjetivo de la dirección, es una forma personal que el dirigente imprime a su trabajo, a su manera de guiar y conducir a los subordinados al logro de metas y objetivos. El estilo de cada dirigente es reconocible por la forma como vincula la teoría con la práctica y refleja su mayor o menor capacidad creadora.

Hay líderes que por su naturaleza orientan todo su esfuerzo a la tarea, al trabajo (dedicados), ellos inician, organizan y dirigen; otros por el contrario se inclinan más hacia las relaciones sociales (relacionados), se supone que escuchan, confían y motivan. Los hay que dedican su energía en ambos sentidos (integrado) por tanto dirigen y motivan a su equipo de trabajo obteniendo el mayor rendimiento y la mejor productividad; pero no faltan los que ni se relacionan adecuadamente, ni cumplen eficientemente con su tarea (separados), obteniendo de sus colaboradores tan solo ineficiencia e inconformidad.

En los países socialistas de América tenían la ocurrencia de clasificar a los dirigentes en tres categorías de estilo: Directivo, Camaraderil y Tolerante, como si por esos lares tuvieran la libertad de escoger algún estilo que contrariara al axioma “el jefe tiene siempre la razón”.


ESTILOS BÁSICOS DE DIRECCIÓN

AUTOCRÁTICO
Ordena y manda, exige obediencia absoluta, decide cual alternativa se llevará a cabo, es restrictivo, casi anula la participación porque solo confía en su capacidad pero desconfía de los demás, por tanto no delega porque teme perder el poder. Si además es tecnócrata basa su jerarquía en una supuesta superioridad técnica.

DEMOCRÁTICO
Valora las ideas e iniciativas del grupo, siempre busca el consenso, consulta antes de decidir lo que ocasiona que se posterguen incluso las decisiones importantes, teme influirse por la emoción y caer en la rutina. Puede llegar a ser permisivo en su esfuerzo por parecer al grupo, amistoso y accesible.

ANÁRQUICO
Se basa en el Laissez-faire (expresión francesa que significa dejad hacer, dejad pasar), no interviene por iniciativa propia, incluso decide no decidir. Es pasivo, desertor, se torna protector del grupo, comprende sus deficiencias y tolera ciertas libertades. Es inseguro, no asume ninguna responsabilidad, le interesa la armonía grupal y teme enfrentarse al conflicto.

BUROCRÁTICO
Metódico, emplea exageradamente el formulismo, trabaja acompañado “del librito” pues toma las decisiones siempre basado en la autoridad indiscutible de la norma. Le importa más el proceso que el resultado y teme incomodar a sus jefes. En realidad es un autócrata benévolo que ofrece soluciones complejas a problemas simples.

En síntesis: “El estilo de dirección corresponde a la naturaleza del carácter y del temperamento de las personas y es fuente inequívoca de éxitos o fracasos”.